La MCI es un proceso, propio, autocompositivo de resolución de conflictos, voluntario, confidencial, gratuito y seguro, que permite transformar pacíficamente los conflictos interculturales procedentes de un interés colectivo en tensión. Por lo tanto, la mediación intercultural es un mecanismo que favorece los lazos de interacción socio-cultural, a través del diálogo como estrategia comunicacional. No es una fórmula, ni un conjunto de pasos acumulativos, es un proceso que busca restablecer las relaciones entre los colectivos culturales y que se desarrolla de acuerdo a como las partes acuerden las reglas de juego y los procedimientos.
En este escenario, el mediador o equipo de mediación intercultural, interviene de manera voluntaria y gratuita, pero no decide las reglas de juego o procedimiento de la MCI o cuál de las partes tiene la razón. El mediador o equipo de mediación no impone sus decisiones a los colectivos culturales en conflicto; es más bien, un ejercicio de acompañamiento a las partes para que en un ambiente confidencial, seguro y libre, y de manera dialógica, diriman sus diferencias en relación con los intereses en conflicto y lo transformen de manera creativa, pacífica y restaurativa, privilegiado la interculturalidad. Finalmente, lo que el mediador intercultural buscará es que, a partir de la autonomía de la voluntad, las mismas partes en conflicto elaboren soluciones que satisfagan sus intereses colectivos, sin negar los intereses de la contraparte.
En síntesis, la mediación intercultural posee un alcance amplio que permite la transformación pacífica de los conflictos interculturales, fomenta espacios de diálogo intercultural, fortaleciendo la dinámica de escenarios de integración cultural, al mismo tiempo que promueve la convivencia entre diferentes culturas, conllevando al reconocimiento entre las mismas y al respeto por sus cosmovisiones. Además, fomenta la cohesión social, fortalece los procesos organizativos de los colectivos culturales y fortalece la justicia a nivel territorial a través de la atención de conflictos que, bajo los mecanismos tradicionales de solución de conflictos, han tendido a carecer de una solución efectiva.
La principal meta de la MCI es constituirse como una herramienta de construcción de paz en los territorios, particularmente, en aquellos territorios rurales del país afectados por el conflicto interno armado. De esta meta se derivan los siguientes alcances:
En primera instancia, podría afirmarse que todos aquellos conflictos por bienes materiales o inmateriales entre colectivos culturales son mediables. Sin embargo, existen circunstancias que imposibilitan la mediación. Por lo tanto, la MCI no se puede llevar a cabo en los siguientes casos:
Tomado de: https://www.minjusticia.gov.co/portals/0/mrc/assets/3-3-1-guia-para-la-implementacion.pdf